Un día fui a un taller gratuito de telar mapuche y el amor fue inmediato. A pesar de ser más lento y difícil desde mi punto de vista al compararlo con otras técnicas, tuve la sensación de que el tejido me hablaba en la medida en que lo iba tejiendo, y que mis manos se conectaban con las fibras como guiadas por la música.
Sé que aquellas que han sentido algo similar me entenderán, para aquellos guiados por la lógica podría decirles que es como escuchar una canción que nos agrade, o una película que nos emocione.
Seguí investigando por mi cuenta y fui probando una y otra vez distintas formas de urdir, a veces incluso no sabía lo que iba a obtener, sólo lo tejía y me maravillaba con los resultados, otras veces no me gustaba como quedaba y desarmaba todo y lo volvía a hacer.
Cuando alguien me conoce suelen decirme: "Tan jovencita que es" y la verdad es que me encantaría ampliar esa imagen a mujeres independientes, dueñas de su tiempo y con ganas de crear y aprender cada día caminos que las ayuden a realizarse como personas... me encantaría ver generaciones tejiendo, hombres tejiendo y especialmente niños aprendiendo el valor de aquellas cosas que podemos hacer con nuestras manos.
Mi idea es transmitir los conocimientos de las técnicas y procesos ancestrales a aquellas personas interesadas en aprender, respetando el trasfondo cultural, y a la vez permitiendo que el tejido evolucione a través de las nuevas generaciones, orientándolo hacia el futuro, y divirtiéndonos en el camino.
Buen tejido a tod@s!!!
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